Ricardo Villalobos | es

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Santiago de Chile, 1970, nace un genio para el mundo.

Desde niño amó los viajes y a día de hoy lleva su música alrededor de todo el globo. Moreno, tostado del sol, le gusta estar con barba de cuatro días… Ricardo Villalobos desprende un aura increíblemente apacible, simpática y positiva, y le gusta transmitirlo al público.

Nacido en Chile, de padre chileno y madre alemana. El levantamiento militar de los 70 obligó a la familia Villalobos a emigrar a Alemania. Sus padres trabajan en el aeropuerto de Frankfurt, por lo que Ricardo se acostumbró con total normalidad a viajar desde pequeño. Igual de normal y de importante era para él la música. Con pocos años de vida escuchaba folclore sudamericano y salsa y, unos años después, le empezó a coger a su padre álbumes de rock, para a los 9 años convertirse en fan de ABBA. Y es que Ricardo estaba totalmente enamorado de Agnetha.

Su padre fue un verdadero modelo a seguir y un mentor, sobre todo en lo que a música se refiere. También fue quien le introdujo en los sonidos electrónicos al mostrarle bandas como Tangerine Dream y Kraftwerk. Padre e hijo tenían algo así como un pacto: los dos amaban escuchar la música muy alta y divertirse con ella, muy a pesar de su madre, que sufría con tan altos decibelios. Unos amigos chilenos que tenían una agencia de conciertos y que también organizaban actuaciones en directo le enseñaron al joven Ricardo a tocar el tambor. Pronto consiguió su primera conga y se convirtió en percusionista antes incluso de que empezara a ir a clubs o a pinchar. Y es que, un profundo sentir por la rítmica le embargaba desde pequeño e incluso hoy le fascina escuchar a un buen percusionista.

Sus padres le apoyaron también en eso y le dieron la posibilidad de recibir clases de percusión en Brasil, Cuba y Alemania, ya que su madre trabajaba en una compañía aérea y él podía volar gratis en vacaciones. De su padre, no sólo adoptó la pasión por la buena música, también la avidez a la hora de coleccionar discos.

En 1988 se puso por primera vez a los platos en una discoteca de verdad, después de haber practicado en fiestas del colegio y en casas. Antes, con 15 años, su padre le había enseñado el interior de la discoteca Dorian Gray en el aeropuerto.

A comienzos de la década de los 90, empezó a invertir en su propio equipo, después de que le regalaran un sintetizador Roland. Sus compañeros de la escuela despertaron su interés por las pequeñas piezas grises o negras con las que se podía hacer esa música tan rara y bonita. Sus primeras piezas de naturaleza más popera debido a que en los 80 había sido un gran fan de Depeche Mode. Pero tras su interés por Wave y Synthie-Pop, le entró la fiebre Acid House y el gusto de los sonidos technoides.

En 1992 aparecía su primer trabajo en el sello Overdrive. Debido a la euforia que Ricardo y unos amigos tenían por el hecho de estar fundando la escena techno, crearon los sellos (de corta vida) Plastic Flavour y Elactic Music. Por aquella época, además, pertenecía a un grupo de seguidores de la música y la fiesta, que organizaban fiestas ilegales bajo puentes de autopistas y edificios vacíos en Darmstadt y sus alrededores. En una de esas fiestas conocería a Ata y a Heiko M/S/O, quienes ejercerían una gran influencia en su orientación musical. También el encontrarse con Roman Flügel y Jörn Elling Wuttke (Alter Ego), así como con Losoul, fue muy importante en su vida.

A través de las muchas fiestas que ellos mismos montaban, Ricardo adquirió un nombre como DJ. Fue a finales de 1994, cuando sacó su primer disco en Playhouse, cuando le invitó la Ongaku-Crew a una rave del eclipse para Sonnenfinsernis en Chile. La fiesta fue un éxito. Él estuvo pinchando junto a los grandes americanos del house y del techno como Stacey Pullen o Derrick May, y junto a muchos deejays alemanes y de la escena chilena. Desde ese año Ricardo pincharía en su tierra cada vez que se acercaba el invierno alemán.

En 1995 le ficharon en el club Box de Frankfurt (el sucesor del conocido XS), donde estuvo dos años, lo que le permitió moverse y pinchar en otros clubs como el afamado Omen. El 97 fue decisivo en su carrera: publicó su primera referencia en Perlon y viajó por primera vez a Ibiza, la isla mágica, que junto a Alemania y Chile se convertiría en su tercera casa. Desde 1997 a 1999 vivía entre Ibiza, Alemania, Chile… de aquí para allá. Además, desde que en el 99 pinchara por primera vez en las fiestas Cocoon en Ibiza, pertenece al núcleo duro de estos eventos y a su agencia de representación de artistas.

En años venideros se le reconocería cada vez más como un excelente Dj, que se gana a la gente de todo el mundo con extensos sets. También como productor, Ricardo tiene cada vez más fama. Con piezas como “Ibiza 99”, “808 The Bassqueen” y sus numerosos remixes ha ido acrecentando su club de fans a los que tanto les gusta perderse entre sus grooves de corte deep e hipnóticos.

En el año 2003 ya podemos decir que Ricardo ha llegado a un status de representante de un género que no tiene nombre. Él rompe las barreras entre el house, el techno y el habitual minimalismo, y lo condimenta con sonidos frescos, que emergen junto a la nota percusiva sudamericana. Ricardo Villalobos se ha convertido paulatinamente en un Dj y productor de culto, un líder de opinión. Sus Charts son bastante valorados, lo que se traduce en las compras de los discos que él nombra.

En verano de 2003 publicó en el sello Cocoon su Cd-Mix “Taka-Taka” en el que mezcla varias ‘rareties’ y borda una sesión soleada y bienllegada. Este trabajo acortó el tiempo de espera entes de la publicación del álbum que llegaría en otoño: “Alcachofa”. Editado en Playhouse, este trabajo es una perlita para ir apreciando capa a capa, suave y conscientemente.

Desde entonces nos ha brindado con varios remixes destacables (como el del tema “Listen to the Hiss” de Hell o el más reciente remix a Isollee “Djamel Et Jamshid”) y un doble vinilo de ingeniería sonora, “Achso”, para el sello de Luciano, Cadenza, que es todo un tratado de minimalismo pasional. Simplemente atrapa.

Trabaja como deejay en los mejores clubs de Alemania: Ohmen (Frankfurt), E-Werk (Berlín), Ultraschall (München), Aufschwung (Kassel), Ostgut/Panoramabar (Berlín) ..., y es residente en Omen, The Box Frankfurt) y Kesselhouse (Frankfurt), así como de las noches Cocoon de Ibiza, junto con Sven Väth o el ya mencionado Richie Hawtin, entre otros, le convierten en un icono de la noche más salvaje. Además de estar presente en salas y festivales del mundo entero, desde el Mutek de Canadá, a Japón, Sudamérica, México e incluso Tailandia, por poner sólo algunos ejemplos...

Y es que Ricardo se codea con lo mejorcito de la escena mundial. Una de sus últimas ideas, Narod Niki, un colectivo que cuenta con nombres como Daniel Bell, Isolée, Losoul o Richie Hawtin le sirve para volver al Sónar de la edición de 2007 y 2008. Bajo la firma de Narod Niki encontraremos trabajos realizados entre dos artistas "no identificados" que encima del escenario hacen jams laptopistas sin acuedo previo entre los artistas. Así, vemos un Ricardo músico, teórico e ideólogo de la música que se enfrenta al más superficial, ese que de vez en cuando que aparece en fotos y foros con la cara y la boca bailando jotas. Otro de sus proyectos es el que comparte con su amigo Dandy Jack (AKA Martin Schopf), Ric y Martin con el que se le pudo ver en la presentación del festival MAGMA celebrado en Tenerife en 2003.

Es indiscutible: Ricardo Villalobos se ha convertido ya en una gran estrella de nuestra escena electrónica musical y sus discos suenan en todas las salas. Aunque sean temas tan inclasificables como ese controvertido y largísimo Fizheuer Zieheuer que para unos fue una de las cotas de creatividad del minimal cosecha 2006 y para otros una de las mayores tomaduras de pelo del año. En 2007 le toca mezclar el número 36 de la serie de mixes de Fabric y decide incluir en el tracklist únicamente temas de producción propia. A finales de ese año saca a la venta el álbum Sei es Drum -publicado en el sello homónimo del que se dice es propiedad del chileno- con algunos temas -todos ellos exceden los 10 minutos- que ya fueron publicados antes en ese mismo Fabric. .

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